jueves, febrero 21, 2008
SELVA
Bajo la sombra de un árbol caído
Cubierto de una luz cortante
Contemplo quieta y abiertamente
El palpitar de la jungla
El sentir del silencio
Y el andar de las aguas
Mezclándolos en un sonido unívoco y suave
Que reflejan la tranquilidad del instante
Y la magia de sus prados y tabúes

Inmortalizo el instante con mis manos
Dibujando formas extrañas en el cielo

Las decenas de caricias instantáneas
De un viento sorprendido y juguetón
Parlotean distantes de mi sombra
Que reposa sobre un lecho de madera
Creado de manera calida y solitaria

Inmortalizo el instante con mis ojos
Contemplando la silueta silvestre y salvaje

Nadare sobre las aguas del río
Tratando de encontrar un manantial
Dentro de los cauces
Siguiendo la trayectoria opuesta
De un pez sin agallas
Sin sentidos
Sin mar

Inmortalizo el instante al escuchar
Las notas perfectas del silencio y el llanto

Las multitudes quedaron atrás
Y mi casualidad se transformo en amor eterno
Me enamoré de tus silencios y sentidos
De tus aguas y tus aires

Inmortalizo el instante con mi ser
Abandonando el alma y el cuerpo

Las personas preguntan por alguien
Que se fue un día sin sentido
A un lugar extraño y solitario

El viento, las aguas y el silencio
Susurran efímeramente
Extrañando los sonidos
De los gritos de dolor
Angustia y de fama

Jamas termine de escribir esta entrada... fue cuando viaje a la Selva en un dia que recordare siempre
 
Posteado por Taek a las 9:31 a. m. | Link | 2 comentarios
lunes, diciembre 17, 2007
ASUSTADO
Aún el guerrero más valiente
Tiene miedo antes de una batalla
El sonido de las espadas
El viento y la lejanía del enemigo
Incrementan su temor

Necesita de una arenga
Que permita dejar inerte las angustias
Y lo acompañe tiritante y silenciosa
Tras una estrella llamada victoria

La luz de un amanecer repentino
Acrecenta sus ansias
Golpea deliciosamente cada molécula
Y prepara a su dubitativo cuerpo
Para enfrentar prontamente
A un destino no muy lejano
Que marcará para siempre
Su cuerpo, mente y alma por completo

En el instante que se desatan las armas
Se vuelcan tras las cortinas de sangre
Aquellos pensamientos lejanos
De una victoria soñada
O un nuevo amanecer con vida

Se perpetúan las miradas aterradas
De un gemelo contrario de hazaña
Pidiendo a gritos un segundo más de vida
Para contemplar plenamente su alrededor
Que un día deshechó sin reparo
Por vivir un momento más

Teniendo mutilado media vida corpórea
Se despide con una mirada de este regalo
Que algunos suelen llamarle vida
Y avisora con un poco de nostalgia
Aquel tribunal que espera por él
Allá en lo confuso de las historias
Para juzgar alegrías, penas y lágrimas
E intentar volver hacia un deseo
Que muchos intentaron llamarlo vivir
 
Posteado por Taek a las 11:25 p. m. | Link | 4 comentarios
domingo, octubre 28, 2007

CARTA

Hola,tal vez cuando leas estas líneas ya habré partido. Y me encontraré en algún lugar distante, del que quizás no tengas noticia alguna. Lo que hago este día es por el bien de ambos, ya que la convivencia se hacía peculiar y tanto tú como yo, no deseábamos eso inicialmente।

Después de otra noche más de tu fascinante compañía y habiendo meditado durante lo que quedó de ella, entré en una especie de confusión repentina para evaluar nuestra relación y los avances que habíamos tenido después de tanta entrega, pasión y desprendimiento. Me aventuré a sacar conclusiones y hacer preparativos, pero sobretodo a actuar.

Antes de partir, dejé algunas cosas mías dentro de la casa. ¡No, no te preocupes!, todo está ordenado así como lo dejaste –puedes comprobarlo en este momento levantando la mirada-, sino que tu conoces la manía que ambos poseemos, de dejar cada cosa en su sitio, para poder recordar fácilmente su posición y significado.

Habría hecho una lista con un guión y así tener más precisión, mas no es la idea. Ésta es mi última noche en nuestro hogar –nuestro arcoíris, como lo llamábamos- y deseo explicar tanto. Siento tanto mi cobardía, pero si te veo nuevamente a los ojos tan profundos que tienes, las lágrimas saldrían instantáneamente, te abrazaría por siempre y no me iría de ti nunca. Además, sabes perfectamente que odio las despedidas –entre otras cosas-.

Empecé dejando sobre la mesita de la habitación, al lado de tus pastillas para los dolores que te aquejan, al lado derecho de ese pequeño cajón que contiene las cuentas por pagar, las tarjetas de crédito y otras cosas con valor, a mi paciencia. Aquella que te escuchaba con tanta tranquilidad y que perduraba en su posición, todo por cuanto sentías en ese instante. Está en un pequeño frasco y es demasiado volátil –creo que sabrás la dosis perfecta a utilizar de lo que queda de ella-.

Ya que estamos en la habitación –y aprovechando el lugar- , dejé también bajo la cama a mis temores. Los dejé allí, el día que nos enrumbamos por este espinado y dulce camino, cuando éramos tan conscientes de todo y nada, cuando pensamos que sería fácil convertirnos en uno. Un uno indestructible e indomable. ¡Ah! por cierto, tus lágrimas y reclamos los dejé colgados en el closet interior, previamente ordenados por fecha y motivo. Sé que con tu genio te alterarías si los vieras en desorden –claro, yo también-, por eso opté en ponerlos en ese lugar.

En el sofá de la sala abandoné mis manos y mi piel, aquellos que fueron testigos de muchas veladas de amor, en donde te acariciaba lentamente en un vaivén al compás de la música, mientras dormías paulatinamente, tan alegre que parecías un infante. Ve por mis manos cuando sientas que una caricia te falta. Abrígate con mi piel. Sé que no está igual de tersa que el día que nos conocimos –ya tiene muchos jirones, raspaduras y edad- pero de algo servirá.

Al frente del sofá e incrustados como piedras preciosas en el televisor, coloqué mis ojos. Ese par de centellas que te pedían muchas veces atención –a los que por cierto no les diste acogida-. La convicción está puesta, porque nos faltó aprender el lenguaje de las miradas. Los dejo allí en caso la indiferencia esté aburrida y decida entretenerse con un par de dados unitarios.

En el garaje dejé las llaves de mi corazón –y de paso a él también-. No olvides sacarlo cada cierto tiempo para darle un nuevo respiro, está un tanto enfermo de tanta agitación e inseguridad. A ver si algún día, cuando esté ya desgastado lo pules nuevamente para ver si retoma su motivo.

Me tomaré la libertad de pedirte un favor: Cuando hayas pulido a ese viejo monigote, vas al jardín y desentierras de raíz a una de las tantas flores de repulsión que hay en ese lugar, la mezclas con un poco de frialdad y sueldas interior y exteriormente el caparazón mencionado –es una receta antigua de un viejo errante-. Olvidé que desde que te conocí, dejé abierto aquél recinto para que vientos de amor, felicidad y alegría lo alimentaran poco a poco para mitigar el dolor de las heridas que aún tenía.

Te dejé todas esas cosas para que les des algún tipo de uso, ya que en mi nuevo vuelo no los necesitaré. Asevero instantáneamente, que te serán útiles de una u otra manera.

Mis sueños los llevo conmigo, los recuperé allá en la vieja alacena. Estaban empolvadas y ya casi sin vida. Los limpié con cuidado –ya que están demasiado frágiles por la falta de atención- y creo que quedaron en un estado bastante aceptable, como para acompañarme en mi travesía.

La tinta de brindan mis lágrimas se está acabando. Creo que la misiva debe acompañar mi expirar en este lugar.

Tu razón y la mía aún juguetean cerca de mi en estos instantes… las dejaré en libertad antes de partir…

Me despido de ti con mucha vida. Sé que no es una despedida afectiva, pero es lo más valioso que aprendí contigo, lo que significa saborearla dichosamente y saber que aún no dejo de ser humano.

 Un beso 
 
Posteado por Taek a las 12:08 a. m. | Link | 6 comentarios
sábado, agosto 11, 2007
Perdido
Deambular sin rumbo es tan difícil, como tratar de no pensar un instante en nada y sumergirse en su confusa interpretación; porque al andar sin sentido, se converge siempre en algún camino recorrido o un sendero ya explorado, que hace perder el significado total de la frase y nos aumenta aun la desesperación por encontrar lo desconocido.

Así sucedió la historia de mi búsqueda, por encontrar el sinsabor y la nada, para sentir la amargura de las tristezas sinceras, que parlotean de boca en boca entre los peregrinos más sabios y otros orates que pretenden sentir el dolor sobre la piel ajena y se jactan de virtudes compradas, alquiladas -y aún mas- homenajeadas al por mayor.

Las vertientes de la vida casi siempre desembocan en problemas comunes y sencillos; entre preocupaciones de índole menor, discusiones, sentimientos de culpa, de rechazo, de autosuficiencia y una que otra querella amorosa como símbolo de vida sexual para no perder la noción de amar। Así de sencilla es la andanza cotidiana entre los que habitamos este espacio-tiempo y que cavilamos constantemente para tratar de intrigarnos mutuamente y confundirnos efímeramente con el afán de ser únicos y distintos a los demás.

Eran las siete de la mañana de un día frío de ambiente, se respiraba silenciosamente y con calma para evitar los espasmos y las recaídas de enfermedades pasadas, condicionando al cuerpo a mantenerse en una posición encorvada para absorber el poco calor que existía en la habitación। El frío terminó por embestir ferozmente las ansias, los deseos y las ganas de desnudar al capullo que había sido acorazado para sobrevivir la noche anterior. La comodidad de la covacha había sido aceptada y el cuerpo inmóvil se sentía extremadamente opacado. A pesar del momento que acontecía, no quería perder por un instante ese momento de tranquilidad y sopor envidiable para otras personas desesperadas por un instante de “tiempo cero” que daría un respiro a toda su confusión, creada bajo el nuevo mundo que se pretende construir.

Al encontrar el contacto perfecto entre la tranquilidad y la inmovilidad, se suscitaron hechos que perduraron en mi mente hasta los días actuales, que interrumpieron ese edén imaginario e inconcluso y abrieron paso al desconcierto consecutivo de ideas, que hasta ese entonces permanecían inertes y libres de toda interpretación o juicio humano। Un caudal de historias de antaño hacían brotar recuerdos florecientes de derrota, terror, desaires, de distinciones perdidas y de sueños aplacados por la falta de valor y decisión que instantáneamente evaporaron todo el encuentro furtivo previo.

Busqué entre las mil formas de encontrarle solución y exploré los escombros de las ilusiones y los juegos imaginarios que había practicado en momentos pasados, para intentar sofocar la percusión desatada en el instante póstumo al dormitar, y que parloteaba constantemente haciéndose cada vez mas intenso, con el objetivo de derrotar a las pocas fuerzas que permanecían -valientemente- y formar un desfile de lágrimas exclusivo de mis ojos, apta para gente de poca sensibilidad y emotividad.

El ambiente era perfecto, mas aún no encontraba ese punto exacto entre la alegría y la tristeza, donde el llanto se confunde con las carcajadas mas estruendosas que se puedan suscitar; empero, aún no perdía la esperanza de que llegase aquél momento.
Sinceramente, deseé con tantas ganas el aquél instante, para desencadenar todo lo ocurrido y mover mis escombros hacia el panteón mas cercano, para descansar eternamente junto a mis memorias.

Me volví a la cama tras aquél capullo que de él había salido, derrotado y sin ganas de vivir. El día pactado había llegado y mis restos fueron cubiertos con mantas sencillas y sin ningún adorno. Había llegado el final y no había nada qué decir, ni qué maldecir, y tampoco qué rezar. Repentinamente, sentí por encima de mí una cantidad de tierra inmensa, unos gemidos y llantos únicos, mas lo último que hice fue sonreír, dar gracias por la vida y cerrar los ojos lentamente.
Siempre pensaré que pude haber tenido un final mejor, pero las cosas suceden porque no hay manera de cómo evitar lo que sucederá. Hoy me fui yo, mañana quizás tu; mas aún dejamos recuerdos dentro de cada persona que nos rodea, pero existen y siempre existirán las ilusiones de cómo fenecer y cómo volver a la vida en busca de otra oportunidad, para corregir errores y atrapar aciertos. No hay refrán que quepa dentro de tanta confusión…

De todas las maneras sensatas de escribir, escogí la más absurda por ser la más sencilla. Lo que pierdo es claridad, lo que gano es mimetismo e intriga. Mil disculpas a la mentira y a la verdad, las culpables de estas líneas.
 
Posteado por Taek a las 7:47 p. m. | Link | 3 comentarios
domingo, setiembre 03, 2006

Mi sueño azul II

Me volví contra cuerdas abandonándolo todo
Y subí a un corcel de fuego premeditando lo absurdo
En un éxodo difuso quizás sin regreso
Quizás sin salida

Yacen atrás decibeles extraños q expropian mis ganas
Que atraviesan lacerantes los días florecer
Los días de vivir
Los días de morir
Como aconteciendo a propósito
La segunda venida del cielo

Parcamente desorbité mis manos
Preguntándole al odio dónde está el amor
Me volví contra cuerdas para intentar responder
Me volví contra el odio para encontrar el por qué

Son los cauces de los ríos los que recogieron mis lágrimas
Aquellos que van apilando con gran penuria los deseos contenidos
Son testigos además la montaña andina
El cielo americano
Y los caminos extraños
Aquellos caminos con rumbo hacia los recuerdos

La travesía fue larga y lo perenne no se hacía presente
A pesar de los gritos en lenguaje mutismo
Con desesperación, pasión y ansias
El ande se apoderó del día
Y el día se apoderó de mí
Ande-día-vida/mi vida
Círculo empotrado en días de juventud
Que afloran recuerdos diáfanos
Sencillos
Puros

Me volví contra cuerdas para llorar mi dicha
Por ser disímil en tu regazo
Me volví contra tu aroma
Tus prados y tu gente
Maldiciendo mi bendita suerte de no poseerte
De no sentirte
De no quererte
Porque al tenerte como no te tengo
O al sentirte y quererte como no lo hago
Me perdería en lo absurdo
Y no disfrutaría de tu compañía
De tu aroma
De tus prados y de tu gente

En mis andadas sobre tu lecho
Acorazaste cúbicamente un deseo en vida
Para vender por segunda vez mi alma
Para narrar mi exilio ante mi sueño azul
Ante mi ser ideal

Abandoné la armadura
Las espadas y los escudos carcomidos
Me desnudé en alma y mente ante tus ojos
Ante tus labios y tu cuerpo
Deshojé ansiosamente mis deseos
E intenté cubrir tu rostro con mi aroma
Necesitaba un instante de tu vida
Para transformar mi mundo destruido

Tus ojos me repitieron no te vayas nuevamente
Con palabras que sólo nadie puede comprender
Buscaste refugio en mi lienzo y encontraste monocromía
Buscaste descanso en mi lecho y encontraste agitación
Mis palabras fueron muertas por una decena de caricias
Mis labios se apagaron al compás de tu risa y tu mirar

Me volví contra cuerdas para desear un instante de ti y en ti
Me volví contra tus suspiros que despertaron fluctuaciones en mi ser
Al subyugar la luna sobre lo que existe

Las ánimas volvían a las calles
Y los vivos parpadeaban las esquinas
En busca de un pecado
O un simple por qué

Medité el recuerdo de la luna y retomé el corcel de fuego
Resquebrajando allá en la cima
Los deseos estampados
Por un errante y su sueño intermitente
Se marcaron en el cielo los suspiros anhelados

Susurraron las estrellas efímeramente nuestras almas
Las palabras no bastaban
Nuestros ecos no dormían
Ni perecían

Y me volví contra cuerdas para maldecir lo imperenne
Me volví contra mi propia vida
Para dar gracias al destino
Por brindarme un momento de todo y nada
Y por necesitar de ti y nadie a la vez
Quizás deambule por la vida buscando un poco de felicidad
Me alimentaré de pan para calmar el hambre cotidiano
Me alimentaré de ti para calmar el hambre de vivir
Y sosegar mis deseos de no poder estas un instante junto a ti

 
Posteado por Taek a las 6:35 p. m. | Link | 2 comentarios